CON LAS MANOS EN LA DROGA – Cámara oculta agarró a los narcosobrinos con las manos en la paca (de cocaína)

Reza el dicho que una imagen vale más que mil palabras. Y aunque es un cliché no deja de ser cierto. Por ejemplo, en el caso de los llamados narcosobrinos, Efraín Campos Flores y Franqui Francisco Flores De Freitas, las imágenes son más contundentes que cualquier cosa que se diga de ellos. Ellos podrán negar hasta cansarse que no estaban involucrados en narcotráfico, pero sus manos dicen lo contrario. Y si no, mire las fotos que siguen a continuación:
Pareciera que no hay nada más que agregar. ¿Cómo van a negar las evidencias? Las fotos son de Jessica Carrillo Mazzoli, una periodista radicada en Nueva York que ha cubierto desde el principio, y también desde muy cerca, el caso de los primos Flores.

Carrillo Mazzoli ha tenido acceso a los documentos de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York (divulgados el 23 de julio), que contienen varias fotografías que muestran algunos de los hallazgos de la parte acusadora. Uno de estos descubrimientos es, precisamente, la forma como manipulaban lo que ellos mismos llamaban “el producto”. Es decir, la cocaína.
El 27 de octubre de 2015 Campos Flores y Flores De Freitas se reunieron en Caracas con dos agentes de la DEA que simulaban ser los destinatarios finales de la droga. En esa conversación, Campos Flores relató que quien le suministraba “el producto” le había hecho llegar en un bolso un kilo de cocaína.

Mientras Flores (De Freitas) observaba, Campos (Flores) se puso los guantes para evitar dejar huellas digitales en ‘el Kilo’”, se lee en el documento de la Fiscalía de Nueva York.

Lo que hacía Campos Flores era comprobar la calidad de la cocaína. Después de el examen cortó con los dientes un pedazo de cinta adhesiva para sellar de nuevo el paquete.

Narcosobrinos manipulando la cocaína / Foto: JESSICA CARRILLO

Narcosobrinos manipulando la cocaína / Foto: JESSICA CARRILLO

De acuerdo con la información de la Fiscalía, un testigo dijo que ellos creían que la droga “tenía entre 95% y 97% de pureza, basándose en el olor, la apariencia y la textura”. ¡Eran todos unos expertos!

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