Manuel Malaver: ¿Maduro fue cómplice de la muerte de Chávez?

Ahora que la oposición decidió pedirle la partida de nacimiento a Maduro quizá se aclaren muchas interrogantes, y no necesariamente en referencia a la más importante que es, lógicamente, cuál es su verdadera nacionalidad, sino sobre quién o quiénes presionaron para que un Chávez moribundo lo nombrara sucesor y cuáles fueron las circunstancias en las que el difunto presidente encontró la muerte?.
Empezando por el último ítem, creo que hay razones para pensar que Chávez no murió de la enfermedad que se le atribuyó, ni tampoco el 5 de marzo del 2013, y mucho menos, en un hospital de Caracas.
Los datos que conducen a tan graves sospechas pueden contarse por decenas pero pienso que los más importantes son: 1) Jamás se conoció un diagnóstico médico confiable sobre su enfermedad. 2) No existe una foto, audio o video que testifiquen que estaba en Caracas para la fecha de su supuesto regreso de Cuba. 3) E igualmente, del cadáver que fue exhibido en “Fuerte Tiuna” hasta el 15 de marzo cuando se le dio sepultura.

Quiere decir que, un misterio típicamente totalitario rodeó el diagnóstico, la enfermedad, tratamiento, muerte y entierro del también llamado “Centauro de Sabaneta”.

Y lo mas importante a subrayar en este tramo, es que Maduro estuvo ahí, lo vivió, lo presenció todo, por lo cual, alguien que lo había elegido como sucesor de Chávez pudo perfectamente obviar que no era venezolano.
Hablamos de la nomenclatura cubana, y en especial del G-2 y de los dictadores Raúl y Fidel Castro, de quienes se dice conocían que Maduro era miembro de la inteligencia isleña desde comienzos de los 90.
En otras palabras que, develar la verdadera nacionalidad de Maduro entraña, no solo despejar la incógnita de si se trata o no de un extranjero incapacitado para ejercer la presidencia de la República, sino igualmente, de empezar a descubrir la ejecución de un delito donde están involucrados dos dictadores famosos por sus crímenes, y un apátrida que se prestó a ayudarlos y a destruir la patria venezolana.
Por Manuel Malaver