¡EL HAMPA NO PERDONA! Delicuentes planearon atraco masivo en pleno sepelio en Táchira
Este martes, más de 150 personas que acompañaban un cortejo fúnebre en el Cementerio Municipal de San Cristóbal debieron esperar para efectuar el sepelio ya que iban a ser en víctimas de la delincuencia, reseña El Nacional.
Un grupo de antisociales apostados en las cercanías del camposanto pensaban llevar a cabo un robo masivo que fue advertido a tiempo pero que bien se pudiera calificar como una cacería, reseño el diario regional La Nación.
El abogado Johnson Delgado López, mediante un escrito publico hizo la denuncia para que se tomen cartas en el asunto pues no justifica que si él llamó a la Policía Municipal y Politáchira, ningún funcionario de los organismos de seguridad se apersonó al lugar a tiempo y quien lo hizo fue 50 minutos después.
López relató que el suceso ocurrió cuando más de 150 personas fueron en el cortejo fúnebre a despedir hasta su última morada a su suegra María Elena Jaimes de Contreras y fueron advertidos que un grupo de asaltantes tomaron la zona bajo control, como que si se tratase de operación comando para luego proceder a desvalijarlos de sus pertenencias, como ha ocurrido en casos similares.
Recalcó que “familiares y allegados vivieron en carne propia la cacería del hampa desatada, la zozobra de sentirnos inseguros y a merced de la delincuencia en un asalto en masa, que estuvo perfectamente planificado por un grupo de delincuentes” pero que finalmente no se dio porque los deudos de la persona fallecida fueron notificados de lo que sucedía.
Delgado indignado indicó que “por más de 55 minutos nos sentimos profundamente huérfanos de autoridades y en manos del hampa que estaba como fiera al acecho, por eso, frente a esta absurda circunstancia, hago un llamado de atención a la Alcaldía de San Cristóbal, para que refuerce la seguridad en el Cementerio Municipal” ya que el sepelio se retrasó esperando a la policía o que los ladrones se fuera.
“Es necesario un puntos de la policía municipal que resguarde a la ciudadanía del municipio, porque para eso pagamos religiosamente nuestros impuestos municipales”, exclamó.
Delgado manifestó que “el problema social que este hecho origina es, sencillamente ansiedad, desasosiego e intranquilidad en la ciudadanía, quien es la que frecuentemente paga los platos rotos cuando el Estado no cumple con sus obligaciones y responsabilidades”.