Henkel García: El bolívar se encuentra en su punto máximo de inutilidad
Esta es una de las conclusiones que presentó el Director de Econométrica, Henkel García, este jueves. Para ilustrar su exposición, García se enfocó en tres personajes hipotéticos (una ingeniera industrial llamada Liliana, un empresario llamado Juan y el Bolívar fuerte) para mostrar cómo la situación económica los afecta.
El proceso de depreciación del bolívar ha sido algo inaudito, histórico y nunca antes visto en Venezuela. “El bolívar hoy compra apenas 11,9% de lo que compraba en 2007… y si le agregamos las cifras de inflación, que se filtraron; entonces apenas lo que le queda de poder de compra es 9,4%. (…) Si hoy el BCV quisiese sacar un billete que tenía el mismo poder de compra de alimentos y bebidas alcohólicas, el billete de cien tendría que ser de 1.720 bolívares”.
En esta última parte de la reseña, García se refiere a los dos últimos casos. Comienza entonces por el caso de Juan, un ingeniero mecánico y propietario de una empresa de repuestos para automóviles (pastillas de frenos). Juan, sigue García, siempre quiso fabricar en el país e hizo un estudio; pero al final, la realidad cambiaria lo llevó a hacer algo distinto: importar el producto antes que fabricarlo, reseña el portal Noticiero Digital.
Dijo García: El incentivo de importar y no producir se puede observar en el comportamiento de la variación acumulada per cápita de dos sectores: manufactura y comercio, pues ahí se observaba que mientras que hoy el nivel de variación per cápita del sector manufactura es de 16,1% – por debajo de lo que fue la variación de 1998-, el comercio ha tenido una historia distinta pues este sector ha crecido en un 30%.
De modo que Juan ha visto a muchos de sus amigos cerrar las puertas de sus negocios, porque además el ambiente empresarial también se tornó adverso con alto riesgo jurídico, falta de materia prima, falta de liquidaciones, entre otras. García aquí precisó que en 2001 el 2,8% de la población era empleador y patrono, y hoy es apenas de 1,5%, por lo que, prácticamente, se ha perdido buena parte de los empleadores y patronos por habitante que teníamos en 2001.
Subrayó que el gobierno ha tratado de mantener las importaciones ordinarias, esto es, alimentos y medicinas, que son financiadas por el Cencoex, pero que la caída de la liquidación de divisas para el resto de los sectores se ubicaba en 68%. Eso significa que si Juan recibió dólares por esta vía, resulta que ahora no los está recibiendo.
Calificó como una válvula de alivio el Sicad II, sólo que ese mercado duró bastante poco, por lo que hoy los empresarios están quemando inventarios porque reponerlos es, prácticamente, imposible.
Ilustró lo que ha sido el movimiento de entrega de divisas de 2012 a hoy, y dijo que ese año se otorgaron 41 mil millones de dólares; cifra que bajó en el 2013 a un poco más de 31 mil millones de dólares, y notó que la cifra de entrega de dólares en el 2014 fue parecida a la del 2013 pero que ese año (2014) hubo un descenso en las importaciones.
Según García ese fenómeno de descenso en las importaciones se debió a que los empresarios que recibieron divisas aprovecharon para ponerse al día en algunas deudas no pudiendo importar, y que esta situación se había presentado tanto para las personas que recibían dólares por Cencoex como por el Sicad II, es decir, aprovechaban las divisas para rebajar esa deuda o repatriar dividendos pendientes.
También entre las láminas, García presentó una que calificó de filtrada del Ministerio de Finanzas y donde se reportaba que en febrero y marzo de este año lo que se otorgó a todos los sectores de la economía fue alrededor de 120 millones diarios, y que de esa suma, sólo se le entregó al sector privado “apenas” 51 millones. Comparó esta cifra con la de lo que se entregó al sector privado entre enero y marzo del año pasado, que alcanzó a 108 millones de dólares diarios.
-Ahí está revelado que lo que lo que entrega a diario el Simadi es apenas 3 millones de dólares diarios.
Retomó a su personaje Juan, a quien lo colocó también en trance de prepararse para irse del país ya que mantener su negocio a un tipo de cambio demasiado alto le resulta muy riesgoso dado el comportamiento, además, del paralelo en el mercado cambiario. En estas condiciones, a juicio, de García, no era extraño que Juan también pensara marcharse del país.
En cuanto al tercer personaje, al que en lugar de calificar de bolívar fuerte, lo consideró el bolívar depreciado y cuya fecha de nacimiento la ubica en diciembre de 2007.
Y por ahí comenzó García a cuestionar al personaje pues, a su juicio, si uno se pone a ver las funciones que cumple una moneda, ahí realmente resulta cuestionado. “¿Medio de intercambio con tanta escasez? Ustedes me dirán. ¿Unidad contable? Sí tú presentas las cifras de la unidad contable, sin ningún tipo de ajuste por inflación, poco es lo que te sirve como unidad contable, y bueno, reserva de valor, ahí no quiero agregar más de lo que dicho”.
A ese respecto consideró que hoy en día el bolívar se encuentra en su punto máximo de inutilidad; lo que es grave y que se tiene que cambiar. Y en una conclusión general manifestó que las tres historias eran graves.
Precisó García, volviendo al tema de la inutilidad del bolívar, que de ahí provenía el hecho de que se esté hablando de la dolarización de la economía del país, e hizo la salvedad que la directiva de Econométrica no estaba de acuerdo con la misma.
-El bolívar hoy compra apenas 11,9% de lo que compraba en 2007, cuando introdujo en 2007, y si le agregamos las cifras de inflación, que se filtraron; entonces apenas lo que le queda de poder de compra es 9,4%. (…) Si hoy el BCV quisiese sacar un billete que tenía el mismo poder de compra de alimentos y bebidas alcohólicas, el billete de cien tendría que ser de 1.720 bolívares.
En otra lámina mostró la evolución que ha tenido el dólar paralelo desde julio de 2012 cuando el tipo de cambio se mantenía en 9,4 bolívares por dólar, y que hoy estaba en 260. “La pérdida –indicó- del poder de compra que hemos vivido, teniendo como referencia al paralelo, ha sido brutal. (…) Este proceso de depreciación del bolívar ha sido algo inaudito, histórico y nunca antes visto en Venezuela”.
Al enfocarse en el flagelo de la inflación, García comenzó por ubicarse entre los años 1996 y 2001, es decir, a partir del momento en que se produce un cambio en la política económica de Venezuela y cuando la inflación interanual llegó a estar por encima de 100% y que para el 2001 el flagelo se ubicaba 12. Por entonces había desaparecido la política de los controles, lo que lo llevó a la conclusión de que con un plan de ajuste en el que se tenga una moneda estable se puede realizar; puesto que ya lo habíamos hecho en el pasado más reciente.
A su juicio, había que empezar por hacer del venezolano una persona productiva, no un simple asalariado; y que sienta que hay una relación clara entre su esfuerzo y su preparación y su ingreso – que hoy no la tenemos. Luego, entró a considerar el tema del fortalecimiento institucional, que consideró necesario para generar el ambiente propicio para que seamos autoconstructivos, y podamos generar bienestar.
Finalizó con una cita de Moisés Naim, y en la cual éste dice que hoy en día es más fácil cambiar a una clase gobernante que en el pasado sólo que, a su juicio, todos debían proponérselo, y que, no solamente, había que guardar la esperanza sino comenzar a actuar pues, según su visión, las cosas iban a cambiar muy pronto.