¡LO QUE VIENE ES HAMBRE! Viaje al Siglo XIX con el Nuevo Ministro de Economía (Que no es economista sino Sociólogo)

No hay analista sensato que vea 2016 solo como un año “difícil” para la economía venezolana. Hay consenso en que será el “más” difícil de la cadena de desaciertos económicos que es el chavismo, multiplicados sideralmente por el campeón del mal gobierno: Nicolás Maduro.
Por Fernando Núñez Noda / @nuneznoda / La Patilla
Y ese régimen madurista no da seña ni tiene disposición alguna a rectificar, a cambiar aunque sea ligeramente la estrategia.
Si quieren una prueba, he allí el pensamiento económico de Luis Salas, nuevo Ministro de Economía. No es siquiera economista, sino un sociólogo graduado en la UCV y cuya experiencia en esta compleja y crucial tarea tiene un título tan largo como poco auspicioso: Director del Centro de Estudios del Programa de Formación de Grado de Economía Política de la Universidad Bolivariana de Venezuela. Ya sabemos con la revolución chavista que mientras más palabras menos acción.
El caso es que revisé un folleto publicado por el susodicho: 22 Claves para entender y combatir la guerra económica (Fundación Editorial El perro y la rana, 2015, http://www.fundayacucho.gob.ve/wp-content/uploads/2015/10/Folleto-Guerra-Economica.pdf). Súbitamente me sentí en una máquina del tiempo que me llevó al estudio frío y sepia de Karl Marx y pude ver el germen mismo de esa patraña propagandística llamada la “guerra económica”.
Colisión de Dos Mundos
Citaré algunos párrafos de esta auténtica muestra de economía imaginaria, más emparentada con la “lucha de clases” que con el manejo de una sociedad en el siglo XXI. Luego de los comentarios del flamante sociólogo marxista, vienen los míos, muchas veces en forma de preguntas:
1.  En la inflación se expresa la lucha de fracciones o sectores empresariales (en especial los más concentrados) por incrementar sus ganancias a costa del salario de los trabajadores.
Si usted oye una reverberación a su alrededor, es posible que sea Adam Smith revolviéndose en su tumba. En las economías donde las fuerzas económicas privadas no están sofocadas como en Venezuela, la “lucha de fracciones y sectores económicos” se llama simplemente “competencia” y en países prósperos y con libertad económica conduce a que los precios bajen, no suban.
2.  La inflación se usa como herramienta de lucha política. La inflación es el correlato económico del fascismo político.
Ok pero ¿de quién? Si se “expropian” negocios que nunca se pagan y luego quiebran. Si se crea un cambio dual con tasa barata para los “enchufados” y una alta (altísima) para el resto de la población. Si se regulan los precios por cadena nacional. Si se dejan podrir decenas de miles de toneladas de comida sin culpables a la vista… ¿de quién es ese fascismo?
3.  El afirmar que la inflación se debe a un desbalance entre producción y consumo, siendo que este último sobrepasa la capacidad de la primera, es repetir una matriz tan falsa como peligrosa.
Tiene razón, la matriz es falsa, pero por otras razones. La verdad es ridículamente simple: un estado de orientación económica marxista que destruye la economía privada y desestimula la inversión lo único que termina produciendo es escasez. Sin control alguno sobre los mercados negros de productos, obviamente los “bachaqueros” y, por supuesto, algunos especuladores privados, venden a precios muchas veces por encima de los regulados. Es decir, el régimen controla la teoría pero no la práctica.
4.  Los precios aumentan no por la escasez en sí misma, sino por las relaciones en medio de las cuales se produce, que en el caso de las economías capitalistas están mediadas por el afán de lucro individual a través de la explotación del otro: el egoísmo.
Aquí se aplica que “el papel aguanta todo” y las pantallas digitales también. Y yo, que vivo en el “imperio del mal”, cuna de toda perversión imaginable según la mitología castrochavista, me pregunto: “¿Cómo es posible que en EEUU, epítome del capitalismo salvaje, la inflación en 2015 fue menor a 1%?”. Ministro, en la Venezuela de la economía regulada la inflación de 2015 fue de 160% o 615% de acuerdo a si le preguntan al FMI o al economista Steve Harke (http://neorika.com/venezuela-inflacion-615/).
5.  La inflación no existe en la vida real, esto es, cuando una persona va a un local y se encuentra con que los precios han aumentado, no está en presencia de una “inflación”.
¿Y quién dijo que el chavismo piensa y trabaja en la vida real? Su imagen es una fabricación propagandística que me ha convencido de que “prefiero una mente sucia que un cerebro lavado”. Es menguante capital intelectual del chavismo se dedica principalmente a elaborar culpas ajenas.
6.  El control de precios en los mercados es un falso problema porque en los mercados los precios siempre están controlados.
Adam Smith vuelve a sacudirse en la fosa, sobre todo por un espasmo en la “mano invisible”. Lo que Salas no dice es que muchas veces el mercado funciona a favor del consumidor. Una vez más el imperio falla en su afán de crear un infierno para sus ciudadanos, con tanta competencia que obliga a bajar precios.
7.  La clase “empresarial” venezolana es una clase vividora y malcriada que a lo largo del tiempo se convirtió en un tumor económico.
¿Y por qué, ministro, ahora que los empresarios han quebrado, los han expropiado (robado), hiper-regulado (Venezuela es el tercer país con más trabas para crear una empresa, según el Banco Mundial (http://www.eluniversal.com/economia/141030/bm-venezuela-entre-paises-con-mas-trabas-para-crear-un-negocio/) y espantado del país… la situación económica es sustancialmente peor que hace, por decir algo, 10 años?
8.  La guerra económica persigue primero rebajarla (a la persona) al nivel de predador o presa, la coloca ante la disyuntiva de ser especuladora o especulada, “viva” o “pendeja”. Es como lo que se narra en esas novelas adolescentes del tipo “Los juegos del hambre”.
Ministro no mencione la soga (“el hambre”) en casa del ahorcado. Lo único que yo pregunto, una y otra vez es: Si el gobierno controló hasta el 5e pasado todos los poderes, y todavía las divisas, los puertos, las FANB, los organismos de control, las policías política y científica y los medios tradicionales… ¿me puede repetir lo de la “guerra económica” por favor? Es decir ¿quién la creó y contra quién está dirigida?
9.  Sacando una cuenta bastante extraña, para algunos “expertos económicos” del “chavismo” la única manera de salvar la revolución es sacrificando todas aquellas cosas que la hicieron tal.
Una vez más, señor ministro, pero por espejo cóncavo, tiene la razón. No es Maduro en última instancia, ni el ñangarismo de sus ministro de economía, ni el PSUV en desorden y desconcierto. Si ustedes fueran eficientes y orientados a los logros, igual no harían mucho. El modelo del socialismo del siglo XIX (mal llamado del XXI) no funciona. Como no quiero repetir fórmulas ni consignas imperiales, le hago una versión más aterrizada: “Es el modelo político-económico, estúpido”.
El “estúpido” no es con usted, ojo, como debe saber, se deriva de un slogan usado en una campaña de Bill Clinton. Un político progresista, pro cierto, con ligera inclinación a la izquierda, que tuvo gran éxito económico cuando aplicó políticas conservadoras y de estímulo a la empresa privada.
Lo dejo hasta aquí con una a favor del ministro. Sin saberlo y sin quererlo, las “22 claves para entender y combatir la guerra económica” son un tratado altamente pedagógico para políticos del mañana sobre qué no hacer, cómo no planificar y qué evitar para que los mercados, la productividad y la prosperidad general funcionen a favor de la sociedad.
Gracias, en nombre de quienes afrontarán la durísima tarea de enderezar el desastre económico que han creado con ideas del siglo XIX en pleno siglo XXI.

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