CLASE DE MINISTRO – 14 ideas perturbadoras de Luis Salas, nuevo ministro de Economía

Luis Salas es el nuevo ministro de Economía y Vicepresidente del Área Económica. El presidente de la República lo presentó anoche al país: “Luis Salas, joven profesor universitario, de 39 años, se graduó en la Universidad Central de Venezuela, luego estudió un magister en Chile, es director, fundador del Centro de Economía Política de la Universidad Bolivariana de Venezuela, profesor titular de economía política, docente, investigador”.
Por Roberto Deniz / RunRunes
En diciembre pasado Salas fue unos de los coordinadores del congreso económico del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv). Nicolás Maduro anoche también destacó que es una persona que “ha estudiado a mayor profundidad los fenómenos del rentismo y su agotamiento, y los fenómenos de la guerra económica”.
Aunque hasta ayer no era una figura conocida por la opinión pública, entre los economistas su nombramiento disparó las alarmas porque le han hecho seguimiento a sus opiniones y a sus escritos publicados en su blog (https://surversion.wordpress.com/) y en el portal aporrea.org.
Salas es un convencido de la “guerra económica”, defensor acérrimo del control de cambio y de los controles de precios, crítico feroz contra la clase empresarial venezolana y sus organizaciones gremiales, convencido de la participación estatal en la actividad económica y señala a la tasa de ganancia de los empresarios como causante de la inflación.
Entre sus publicaciones más polémicas destaca una: “22 claves para entender y combatir la guerra económica”, editada el año pasado por la editorial estatal El Perro y la Rana. ¿Qué piensa el nuevo ministro de economía?
De la guerra económica
“La guerra económica es la reacción del sistema capitalista para conjurar el germen socialista que lo amenaza”.
“El fin último de la guerra económica emprendida por la burguesía parásita es la consolidación de las condiciones sociales de reproducción y explotación de los grupos concentrados, transnacionalizados, mafiosos y especulativos sobre la sociedad, lo cual pasa por la derrota del Gobierno, pero también por el aplastamiento de cualquier iniciativa popular y ciudadana de oponérsele”.
De la inflación
“La inflación no existe en la vida real, esto es, cuando una persona va a un local y se encuentra con que los precios han aumentado, no está en presencia de una “inflación”. En realidad, lo que tiene al frente es justamente eso: un aumento de los precios, problema del cual la inflación en cuanto teoría y sentido común dominante se presenta como la única explicación posible, cuando en verdad es tan solo una y no la mejor. Se presenta como la única posible porque es la explicación del sector dominante de la economía, en razón de la cual se la impone al resto”.
“La inflación es el correlato económico del fascismo político (…) No tiene mucho sentido seguir hablando de “inflación y escasez” cuando de lo que estamos hablando es de especulación, usura y acaparamiento”.
¿Y quién causa la inflación?
“La inflación no es una distorsión de los mercados. Es una operación de transferencia de los ingresos y de la riqueza social desde un(os) sector(res) de la población hacia otro(s) por la vía del aumento de los precios. En lo fundamental, esta transferencia se produce desde los asalariados hacia los empresarios, pero también desde una fracción del empresariado hacia otra fracción de los mismos. O dicho de manera más clara: en la inflación se expresa la lucha de fracciones o sectores empresariales (en especial los más concentrados) por incrementar sus ganancias a costa del salario de los trabajadores (es decir, de la mayoría de la población), pero también con cargo a las ganancias de otros sectores empresariales, en especial los pequeños, medianos y menos concentrados”.
El Gobierno no es responsable de la inflación
“En nuestro caso, el mal diagnóstico comienza cuando se habla de “inflación” para referirse al problema de los altos precios de los bienes y servicios. Y sigue cuando se afirma que este problema es causado por la intervención del Estado –bien, controlando los precios; bien, aumentando unilateralmente los salarios; bien, subsidiando los productos; o bien, emitiendo dinero para aumentar ficticiamente la demanda (el clásico tema del Estado populista que “regala” el dinero a los pobres a través de becas, etc.) en medio de una realidad que sería armónica de no mediar tal intervención–.”
La ley de la oferta y la demanda no existe
“Lo que quiero decir es que en una situación de escasez –real o ficticia, accidental o provocada– o donde la demanda de la población está muy por encima de la capacidad de satisfacerla, bien por la producción interna o bien por las importaciones, no supone de suyo que los precios aumenten. Los precios aumentan no por la escasez en sí misma, sino por las relaciones en medio de las cuales se produce, que en el caso de las economías capitalistas están mediadas por el afán de lucro individual a través de la explotación del otro: el egoísmo, tal y como lo llamó bien temprano Adam Smith, o la “maximización de los beneficios”, tal y como lo dirían más tarde elegantemente los utilitaristas y neoclásicos”.
Sí al control de precios
“Si el control de precios no funciona o tiene fallas, hay que mejorarlo, pero no quitarlo, pues quitarlo no soluciona el problema. Si el Estado no controla los precios, los precios seguirán siendo controlados y nunca existirán mercados perfectamente equilibrados por la “mano invisible” del mercado.”
Pero…
“El control de precios por sí solo no elimina el problema de la inflación. Es necesario, pero no suficiente, y de hecho puede agravarlo si no se toman medidas complementarias a nivel de la producción (aumentar la oferta de bienes y servicios producidos y ofertados), así como cambiar las relaciones de producción, para evitar que la acumulación y la ganancia sigan determinando las relaciones entre las personas”.
La clase empresarial, un “tumor económico”
“La clase “empresarial” venezolana es una clase vividora y malcriada que a lo largo del tiempo se convirtió en un tumor económico que vive y subsiste de la renta petrolera y la expoliación del salario de los trabajadores y trabajadoras a través de la especulación”.
Fedecámaras, padre del capitalismo criollo
“El capitalismo rentista importador y corrupto no es un invento del chavismo, como ahora se nos hace ver alegremente: es el modelo y legado histórico de Fedecámaras, nacida en 1943 como una mutación de las oligarcas cámaras de comercio del país (que son el poder real, no visible al menos desde la República oligárquica de 1830 que derrotó a Bolívar, dividió la Gran Colombia, asesinó a Zamora e instauró el gobierno de las casas comerciales) para conspirar de manos de los adecos, las petroleras y los militares reaccionarios contra el gobierno de Medina y su plan de hacer un desarrollo capitalista “normal” con una burguesía nacionalista, productiva y reproductiva, es decir, no parasitaria”.
Los gremios empresariales como la “burguesía parasitaria”
“El papel histórico de todas estas gremiales de la burguesía parasitaria ha sido precisamente frustrar dicha posibilidad (sembrar el petróleo), acrecentar la dependencia, maximizar el expolio y la desigualdad empobreciendo a las grandes mayorías en provecho de sus agremiados.”
La “V República” mejor que la “IV República”
“La Venezuela que recibió el presidente Chávez fue la Venezuela hipotecada y saqueada por Fedecámaras, la Venezuela de la precarización laboral, de las privatizaciones, del barril de petróleo a 8 dólares y fiado para los gringos, del 60% de pobreza, 20% de desempleo, dos millones de analfabetas, 21% de desnutrición y un largo etcétera. En cambio, en la Venezuela que nos legó el comandante Chávez, la precarización laboral ya no existe, así como tampoco el analfabetismo, las privatizaciones no solo fueron detenidas sino revertidas, la pobreza está por debajo del 20% y la extrema en 5%, el desempleo por debajo de 7%, la desigualdad es una de las más bajas del planeta, la tasa de escolaridad una de las más altas y un etcétera aún más largo.”
Sí a la “banca comunal”
“Sustituir la acumulación individual y la explotación como principio organizador de lo económico y social por un modelo productivo basado en la lógica de lo común; lo cual por cierto también incluye la creación de un novedoso sistema bancario, financiero y de intermediación distinto al privado, pero también público, que debería erigirse a partir de la experiencia de la banca comunal, con un doble propósito: por una parte, financiar y reproducir el “socialismo productivo”; y por la otra, reducir y –a largo plazo evitar– que la renta petrolera, el presupuesto público en general y los propios recursos “hechos en socialismo” sigan drenando el capital financiero y comercial, aumentando las condiciones de desigualdad, atrofia y concentración que caracterizan nuestra economía y, por tanto, nuestra sociedad”.

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