Aporrea: Los traidores a Chávez

Los traidores a Chávez fueron aquellos quienes recibieron del propio líder de la revolución bolivariana la incuestionable labor para seguir adelante con su obra de gobierno desde el momento en que presintió la hora de su muerte, pero los “escogidos”, es decir, las cúpulas del partido de gobierno en vez de continuar llevando al país por la senda del crecimiento económico y bienestar pactando con el pueblo, prefirieron pactar con las cúpulas del poder económico y financiero, generando la llamada “guerra económica”.
Los traidores a Chávez son aquellos que al permitir la “guerra económica”, no sólo la perdieron en términos políticos con sus decisiones nefastas en materia de economía, sino que tales acciones empobrecieron aceleradamente a los venezolanos.
Los traidores a Chávez son aquellos que ante semejante desmadre económico y social, pervirtieron el ejercicio de la función pública en una descarada corrupción y apuntaló la creación de mafias paralelas controladas por castas militares y civiles quienes son los dueños del llamado “bachaqueo”, generando con ello una oprobiosa escasez y especulación que sólo llena el bolsillo de muy pocos ante el desespero de muchos.
Los traidores a Chávez son aquellos quienes, antes y luego de la muerte del comandante, han ocupado funciones de ministros, embajadores, diputados, presidentes de institutos y empresas del Estado, y jamás han tenido un mínimo de autocrítica para asumir sus errores, y en este momento, ante las proximidades de unas elecciones parlamentarias vienen a autoproclamarse “salvadores de la patria”.
Los traidores a Chávez son aquellos quienes llegaron a las funciones de poder como reza un refrán “con una mano adelante, y otra atrás”, o como diría el propio comandante, siendo unos “pata en el suelo”, y ahora sin mínimo decoro, jamás podrían justificar con sus ingresos como civiles o militares, el cómo se mudaron desde la modesta casa en el barrio hasta la lujosa quinta o apartamento en el “country” (nada de viviendas otorgadas por el Estado), o el cómo después de viajar solo en metro o en autobús, manejan con opulencia sus camionetas último modelo de las marcas (para nada chinas o iraníes) norteamericanas o japonesas.
Los traidores a Chávez son aquellos quienes desde canales del Estado, después de tener toda la confianza del comandante, esparcieron sus voces en sendos audios hablando de la podredumbre que envolvía a la revolución bolivariana, para después acusar al Mossad de tales grabaciones diciendo que presentaría las “pruebas” de alteración de su voz y éstas jamás nos fueron presentadas, emulando al “líder” adeco, Henry Ramos Allup, cuando afirmó que “presentaría” las pruebas del fraude del referendo aprobatorio que ganó Chávez en 2004, y aún las estamos esperando.
Los traidores a Chávez son aquellos quienes aspiran a ser diputados promoviendo “konductas” (escrita con “k” porque ese es su degradante nivel de ortografía) de ofensas a las mujeres al establecer analogías inaceptables cuando no toleran formas de pensamiento distintas a la suya.
Los traidores a Chávez son aquellos quienes ayer ofendían al comandante en sus roles de “moderadores” y “actores” de canales de televisión privados, y hoy se rasgan las vestiduras como “revolucionarios” y máximos jerarcas de un canal que debió haber sido una referencia educativa y social, pero terminó convertido en una apología del sexo, el chisme farandulero y la bazofia mediática.
Los traidores a Chávez son aquellos quienes recibieron en las filas del mal llamado Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y el disfraz ideológico del “Gran Polo Patriótico” (GPP) como héroes a los llamados “líderes estudiantiles” de la oposición, quienes siempre jugaron a la desestabilización con acciones, marchas y discursos contra el propio Chávez, y fueron colocados en puestos salidores para ser diputados a la Asamblea Nacional por tales organizaciones “revolucionarias”.
Los traidores a Chávez son aquellos quienes han permitido que militares, incluyendo hasta generales, responsables de la seguridad de las entidades federales o del país, se hayan convertido en los informantes claves, es decir, los cómplices de las bandas de asesinos y delincuentes de alta peligrosidad.
Los traidores a Chávez son aquellos funcionarios y gobernadores que apoyaron a un ex – ministro, hoy prófugo de la justicia, que incluso fue ascendido por éstos hasta el grado de “mayor general” para que compraran flotas de ferrys, llamándolos en afrenta al cristianismo del pueblo con el nombre de “Virgen del Valle”, y tales embarcaciones terminaron siendo chatarra marítima y adquiridas con sobreprecio en perjuicio de la República.
Los traidores a Chávez son aquellos que en una afán desesperado abandonaron el discurso, la esperanza y la razón ideológica como forma de hacer política, para marcar el clientelismo político con regalos y prebendas como última forma desesperada de alcanzar lo que ya parece inalcanzable en términos de votos ante unas próximas elecciones.
Los traidores a Chávez no son quienes han denunciado el desfalco de casi 260 mil millones de dólares que se han “esfumado” de las arcas de la nación, y por ello exigen una auditoría pública ciudadana. Los traidores a Chávez no somos los críticos quienes hemos venido con nuestras líneas advirtiendo la muerte de la revolución bolivariana. ¡No! Los traidores a Chávez son aquellos quienes deberán en lo sucesivo, aparecer en las páginas de la historia como los fracasados y responsables de haber convertido el sueño de un pueblo en su peor pesadilla. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.

Javier Antonio Vivas Santana

Aporrea

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