Thábata Molina reitera: Asesinato de Serra fue una venganza y no un sicariato (El régimen lo sabe)
El asesinato de Robert Serra fue una venganza. Reprochable, como cualquiera de los 25 mil homicidios que ocurrieron en Venezuela el año pasado. No hubo tal conspiración política, ni grupo paramilitar con ansias de desestabilizar o causar conmoción en la población venezolana, publica Noticiero Digital
Esa verdad la saben muchos desde las primeras horas después que ocurrió el hecho, aquel 1 de octubre de 2014.
Era obvio que para matar al diputado del Partido Socialista Unido de Venezuela, dentro de su casa, alguien del entrono estaba implicado.
El joven parlamentario del chavismo jamás andaba solo. Ni siquiera para salir a almorzar, en los alrededores de la Asamblea Nacional, se desprendía de su equipo de escoltas.
El “incidente” con Eduwin José Torres Camacho, de apenas 21 años, no fue el primero que Serra tuvo con alguien de su equipo de seguridad. Este escolta se quiso vengar del parlamentario y se apoyó en un grupo delictivo para concretar su plan. No fue al revés. No hubo ningún grupo paramilitar, ni tampoco un crimen selectivo. El móvil fue la supuesta relación íntima que había entre ambos, y que el joven policía también quería terminar. Lo sabe la policía, la Fiscalía y también lo supo el chavismo.