“ZONAS DE PAZ” EN SOCIALISMO: Los imperios criminales que todavía siguen vigentes en 12 puntos de Caracas
Manuela Álvarez (nombre ficticio para proteger su identidad) esa mañana del domingo 2 de septiembre pensaba ir a visitar a su amiga en la parte alta del barrio El 70 de El Valle. Ella era de la parte baja de la zona, pero había quedado con su amiga en asistir a su vivienda para conversar unas horas.
Manuela nunca había acudido a la vivienda de su amiga, y a pesar de las advertencias, de que es una zona peligrosa, igual decidió ir a verla, sin embargo, pactaron encontrarse en algún punto del sector.
Manuela nunca había acudido a la vivienda de su amiga, y a pesar de las advertencias, de que es una zona peligrosa, igual decidió ir a verla, sin embargo, pactaron encontrarse en algún punto del sector.
Ese día Álvarez llegó hasta las escaleras que dan hacia la parte alta del barrio y como su amiga se retrasó decidió ir subiendo y así la encontraría en el camino, pero en un momento fue sorprendida por un joven, de aproximadamente 20 años, que llevaba consigo un radio y estaba armado. Este joven la obligó a detenerse.
El muchacho le preguntó a Manuela que para dónde se dirigía y ella le manifestó que estaba esperando a su amiga. En ese momento el joven se comunicó por radio.
Posteriormente la amiga de Manuela llegó y ambas se fueron apresuradas hasta la vivienda. Manuela logró conocer por medio de su amiga que el joven que la había detenido era miembro de una banda de la zona y que se le acercó porque ella no era del sector.
La parte alta del barrio El 70 de El Valle en la actualidad es “Zona de Paz”, donde los miembros de bandas dominan a su antojo la zona y actúan como un grupo que mantiene subordinados a los habitantes del sector.
” Este es un punto rojo, donde se atrincheran estas bandas que se comportan como pranes, tenemos que pedirles permiso, tienen alcabalas en los puntos altos, donde te salen con armas largas y te preguntan para donde vas, la mayoría de nosotros tenemos temor de hablar de ellos”, contó una vecina, quien prefirió no identificarse por miedo a represalias.
La vecina repudió que la parte alta del barrio El 70 sea “Zona de Paz“. “Ellos no pueden tener el dominio de la comunidad, porque por ejemplo yo tengo un problema con mi pareja y me golpea, yo no puedo llamar a la policía porque ellos no tienen permitido subir, porque siendo Zona de Paz puede pasar lo que sea y no sube policía”, manifestó la residente del sector.
En ciertos casos los funcionarios pueden ingresar a la zona, pero solo si tienen una orden de la “plana mayor” o si piden permiso para poder entrar al sector, dependiendo del caso.
Por otro lado, aquel residente que no acate las órdenes o normas de los miembros de bandas en estas “Zonas de Paz” puede terminar pagando con su vida. “Vecinos que no acaten las órdenes de estos delincuentes terminan acribillados, porque se hace lo que ellos dicen “, aseveró.
En el barrio El 70 domina una megabanda que lleva el nombre de la zona y que principalmente se dedican al tráfico de drogas, además de homicidios, entre otros delitos. Para 2017 contaba con más de 50 hombres, que también operan en San Andrés.
Otras “Zonas de Paz”
En 2013 el Gobierno Nacional entabló conversaciones con 280 bandas de zonas de Caracas, bajo la dirección de José Vicente Rangel Ávalos. En ese entonces impulsaron un proceso de “territorios de paz”, que detallaba que las bandas debían dejar las armas y a cambio, el Gobierno les ofrecía empleo e insumos para producir; sin embargo, esta acción generó más poder para las organizaciones criminales, que se fortalecieron a través del tiempo.
Luego de esa medida que desarrolló Rangel Ávalos no se habló de “Zonas de Paz” hasta el viernes 25 de agosto de 2017, cuando líderes criminales de la Cota 905, otra “Zona de Paz”, con una comisión gubernamental conformada por Delcy Rodríguez, su hermano Jorge Rodríguez, Jorge Infante y el exministro Antonio “El Potro” Álvarez sostuvieron una reunión para relanzar nuevamente esta zona como “territorio de paz”.
Durante este encuentro se pactó con las bandas de la Cota 905 que dejaran de secuestrar y matar a policías y a cambio el Gobierno repararía los daños de la Operación Liberación del Pueblo (OLP) en las viviendas y les ofrecerían comida, sin embargo luego el martes 19 de septiembre de 2017 rescataron en la Cota 905 a Franklin David Morgado Moreno, de 29 años de edad, hijo del exdirector del Comando Antidrogas de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), general Frank Morgado, luego de que fuera secuestrado por miembros de bandas de esa zona.
En esa oportunidad los cuerpos de seguridad tuvieron que esperar una orden de los altos miembros del Gobierno para poder ingresar a la Cota 905, debido a que había sido declarada “Zona de Paz”, y así rescatar a Franklin Morgado.
En la actualidad la Cota 905 sigue bajo esta medida, los funcionarios no pueden ingresar a esta parte de Caracas e incluso no han llevado a cabo operativos en este sector.
Los puntos de la Cota 905 que están bajo esta “Zona de Paz” son Las Brisas, San Miguel, Villa Zoila y La Chivera. En estos sectores operan principalmente la banda de “el Coki“, quien aún no ha sido capturado por los cuerpos de seguridad, al igual que “el Galbis”, quien es socio de “el Coki” y que también se maneja en la zona.
En El Cementerio, parroquia Santa Rosalía del municipio Libertador de Caracas, la historia no es diferente. Siete sectores son “Zonas de Paz”, entre ellos se encuentran Santa Eduvigis, Las Cumbres, Las Quintas, El León, Santa Elena, Los Alpes y Las Luces.
Para el abogado criminalista Fermín Mármol García el plan de las “Zonas de Paz” es erróneo: “Esto genera el fortalecimiento de los grupos criminales y que la autoridad desasistiera a una población y es contraproducente. Tenemos la experiencia con la Cota 905, no funciona llegar a convenios con la delincuencia común que se organiza para delitos organizados, no tienen palabra, no es una puesta segura en políticas públicas, en donde se ha aplicado se ha fallado”, dijo el experto.
Marmól García afirmó que estos “territorios de paz” generan también el éxodo de los habitantes de estas zonas. “Vemos con preocupación cómo comienza una cultura de la emigración en estos sectores, la gente abandona los territorios y los docentes también que ya no quieren ir a las escuelas de estas zonas, porque les da temor, porque han sido amenazados. Además, el sector privado en estos lugares víctimas de los secuestros y de los robos, cierran sus santamarías para ir a otras partes y se queda una población empobrecida, sometida, sumisa, que deja de ser ciudadano y se convierte en habitante de una zona “, señaló.
El abogado criminalista agregó “que ningún territorio en manos del hampa genera bienestar duradero y real. Son estructuras del crimen que se convierten en jueces de la zona, que son los que deciden quienes viven y quienes no, quienes entran y quienes no, quienes hacen una fiesta y quienes no, es realmente terrible, eso es propio de los cárteles de la droga y del crimen organizado “.
El Cooperante.