EL LEGADO – Crisis e impunidad en Venezuela fomentan crímenes atroces

A lo largo de los últimos 10 años en Venezuela ha habido un considerable aumento en los índices delictivos y de asesinatos, muchos de ellos con ensañamiento, una forma que ha ganado centimetraje en los últimos tres meses.
El sociólogo Francisco Coello recordó en entrevista ofrecida a El Cooperante que las conductas delictivas desbordaron las condiciones que habían ocurrido por anterioridad, destacando que el accionar se ha incrementado por los elevados índices de impunidad. “Hablamos de un proceso en el que las normativas de los ciudadanos se perdieron porque las autoridades también perdieron el norte del tema delictivo, dejaron de cumplir el papel que hacían, incluso, pasaron a cumplir un papel promotor de violencia.”, analizó.
Uno de los casos más recientes ocurrió en Maturín. Rosalinda Miraval, de 50 años, fue atacada por su hijo de 20 años con un cuchillo y, posteriormente, descuartizada con una sierra eléctrica. Parte de sus restos fueron hallados en un caño que atraviesa el centro de la ciudad; la cabeza fue encontrada por la hermana del joven en una cava con hielo dentro de la vivienda.
El pasado 18 de marzo cuatro cuerpos en avanzado estado de descomposición y maniatados fueron encontradas dentro de pipotes de basura llenos de agua en una casa ubicada en Caraballeda, estado Vargas. El 15 de marzo fue hallado en horas de la tarde el cuerpo descuartizado de un hombre dentro de un contenedor de basura en el kilómetro 1 de la carretera vieja Caracas-La Guaira.
El criminólogo Luis Izquiel mencionó a esta redacción que ha ocurrido la proliferación de bandas criminales que adoptan estos métodos utilizados por los carteles mexicanos, las bandas de narcotraficantes en Colombia o las pandillas centroamericanas conocidas como los “mara”, que acostumbran a ejecutar homicidios dantescos “para demostrar un poderío frente a una banda rival”.
Esta ola de violencia también tiene que ver con la crítica situación carcelaria de Venezuela. Afirmó Izquiel que en los centros de reclusión se desarrollan estas prácticas y los presidiarios replican cuando logran salir en libertad, “como funciona el pranato, para imponer su ley”. “Las cárceles son escuelas de delincuencia (…) El Ministerio para Asuntos Penitenciario no funcionó y las cárceles son centros de violación de los derechos humanos”, expresó.
El criminólogo señaló que gran parte de la responsabilidad por el desbordamiento de la violencia en el país recae sobre el Estado, motivado por el uso de un discurso violento por quienes conforman el Gobierno. “Un discurso de aniquilación del enemigo, de las leyes, de ‘hago cualquier cosa y no me importa’“. Esta posición también fue respaldada por el coordinador general de Una Ventana a la Libertad, Carlos Nieto Palma.
Esta situación de “desorden llamó a más desorden”, dijo el sociólogo Francisco Coello, y sumó el discurso político violento que promueve la conflictividad y la separación de las clases sociales. “Un discurso que es cargado de hostilidad, y se le suma una etapa en donde hay un comportamiento poco profesional y un comportamiento de complicidad”, acotó.
Entre las modalidades más comunes de asesinatos utilizadas por los delincuentes son: la mutilación, la quema de los cadáveres y la exposición de los cuerpos en las vías públicas. Este último, según el experto, es una práctica “muy mexicana” que consiste en colocar, por ejemplo, en una pasarela el cadáver o dejar una cantidad de cuerpos amontonados en la calle a los ojos de los transeúntes.
Un hecho como este ocurrió el pasado domingo 4 de febrero en la urbanización Mata de Coco, Miranda, donde fueron dejados en plena calle los cuerpos de 11 miembros de una banda, que presentaban orificios de proyectiles en varias partes del cuerpo y estaban sin zapatos. Entre vecinos decían que la forma en la que fueron dejados era un mensaje para los que intentaran aplicar un cambio de gobierno en esa zona, según conoció El Cooperante.
Por su parte, Nieto Palma agregó que los altos niveles de impunidad que existen en Venezuela ha ocasionado que se desate aún más la delincuencia y aumenten las formas de atacar o asesinar a la gente. “Es gente sanguinaria que sabe que no les va a pasar nada porque su caso va a quedar impune como queda la mayoría de los casos. Saben que lo que hagan nadie los va a castigar”, manifestó.
A consideración del criminólogo, el ministerio liderado por Iris Varela ha sido un fracaso y no ha logrado cumplir con la función de mejorar el servicio penitenciario. “Son unas universidades del delito (…) Los pranes han logrado todo el poder que tienen porque llegan con un gran cartel desde que estaban en la calle; asesinatos, robos, actividades ilegales, que ya les dan estatus cuando llegan y la forma en como ellos mantienen el control es mediante este tipo de acciones salvajes contra los reclusos que no siguen sus ordenes”, destacó.
Coello señaló que la mayoría de las personas que conforman las bandas delictivas son jóvenes cuyas esperanzas de vida son muy cortas y que se criaron en este periodo en el que en Venezuela se han visto atrocidades, en donde el Gobierno irrespeta a la ley, amenaza a la población y da señales de complicidad a los delincuentes; además de pertenecer a familias desarticuladas o a un ambiente sumamente limitado y carente.
Estas personas, en la sociología, son denominadas como sociópatas, pero no es por problemas de salud o hereditario, sino que, según Coello, es una sociopatía que se ha desarrollado en una socialización que ha llevado a estos individuos hacia esa dirección.
El Cooperante

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