EL LEGADO – Ineptitud madurista cobra más vidas por la difteria
Alrededor de su urna, los familiares de José Guerrero, de 6 años, insisten en que una atención médica adecuada y un diagnóstico más acertado lo hubiesen salvado. Pero los médicos no tienen dudas: la enfermedad que reapareció en Venezuela en 2016 y que ha matado a más de 20 niños, tiene otra víctima.
Es lo que repiten este viernes en la tarde, en una barraca en la invasión de 25 de marzo, en San Félix, con la urna en la sala. Ellos quieren saber la verdad, pues no están conformes con lo que dice el certificado de defunción: shock cardiogénico, bloqueo de tráquea, trastorno del ritmo cardiaco y difteria grave, publicó El Correo del Caroní.
Los familiares de José Rafael Guerrero Guerra no se niegan a que haya una inspección sanitaria en su casa. Tampoco se niegan a ser aislados con los rigores que hagan falta para que no haya vecinos contagiados. A fin de cuentas, se trata de evitar que ellos mismos tengan la misma suerte de José Rafael, de 6 años: morir.
Su tío Ubel Guerra se asoma en la urna y dice que no, que eso no fue lo que mató a su sobrino. Y pide a los que están allí que se asomen. Allí está el cadáver. Tienes los párpados abiertos con dos palillos. La boca también está abierta y llena de gasas. Solo hay que esperar unos segundos para ver cómo se asoman de pronto dos lombrices. En ese momento salta la certeza en altos decibeles: “Esos médicos no saben que mi sobrino se murió de lombrices”.
“No me quisieron hablar porque me vieron que andaba con un pantalón y una camisa toda sucia. Dijeron que conmigo no hablaban. Después estaba desesperada y me dijeron que iba a infartar a todo el mundo”. Más o menos fue eso lo que ocurrió entre la clínica y el hospital hasta que el niño murió en la mañana del jueves. La dictadura madurista ha continuado con empeño su política de silencio en torno de la difteria, enfermedad que reapareció en 2016 en Venezuela y, más en concreto, en el estado Bolívar. Su reaparición, según cifras de médicos del hospital de Guaiparo, mató a más de 20 pequeños.
“Quiero ver al fiscal general, que antes era defensor del Pueblo, actuando acá. Yo quiero saber quién del estado llega aquí porque hay doctores que son indiferentes. ¿Por qué no viene VTV? Debería llegar una televisora del Estado a ver lo que pasó. Si mi sobrino se murió por una enfermedad que es preocupante, ¿no deberían venir? Y hasta ahora nadie ha hablado con nosotros”, dijo. Petra ahoga los sollozos y suscribe las palabras: no quiere que a sus otros cinco hijos les pase lo mismo que a José Rafael: “Yo no puedo creer que mi hijo se murió de difteria”. En ese momento un vecino interrumpe para sentenciar: “No es tanto la enfermedad, sino la desatención”.
El Cooperante.